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miércoles, 4 de marzo de 2015

La vida no es fácil


La vida no es fácil. Un compás de espera se hace eterno en el trascurso de nuestra efímera existencia. Te parece que pierdes el tiempo, que los días pasan y no regresan, que a este ritmo no llegarás a la meta. Pero los silencios son necesarios, para respirar, reorganizar ideas, sentimientos y circunstancias. La ausencia de actividad relevante puede provocar que nos perdamos en la rutina y el desánimo, pero todo pasa, lo bueno y lo malo.
Esperar no es fácil. Ni tan siquiera cuando tienes una promesa grabada a fuego en tu alma. Se hace más soportable sabiendo que al final del túnel hay esperanza, pero caminas y caminas confiando en que verás el final, sin vislumbrarlo, tan solo atisbando la paz y el gozo, que se debe sentir cuando todo acabe, a través de los párpados cuando te permites unos segundos para respirar hondo.
Tener fe no es fácil. Apretar los dientes y seguir el camino que te ha sido encomendado es tarea ardua, pero vital. Puedes no ver los frutos de lo sembrado, puedes no ver tus pies caminando en la oscuridad, sin saber si el siguiente paso caerá en el vacío, pero todo valle sombrío tiene un final y lo sabes y sigues aunque de hito en hito necesites parar, llorar, enjugarte las lágrimas y seguir tu trayecto.
Soñar no es fácil. Las circunstancias no son propicias para el soñador, pero ahí estás.
No importa si ahora estás caminando, cerrando los ojos para sentir paz o en un rincón del camino llorando, quitando la pena y la frustación de tu alma, ahí estás: luchando, esperando, confiando, soñando... porque estás vivo. Y la vida no es fácil.

PD: No estás solo. Podemos caminar juntos.

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