Si Dios existe...

"Si Dios existe hubiera detenido el terremoto y el tsunami, por lo tanto no existe"

Esta frase me la encontré en un comentario de una web de noticias. A pesar de que entiendo su frustración, las cosas no son tan sencillas.

Me puse a pensar en ello y decenas de argumentos me vinieron a la mente, pero no lo llegué a entender hasta que me puse en el papel de madre.

Mi hija Moira se sube a muebles, salta de silla en silla, hace piruetas imposibles... y a cada segundo le advierto que es peligroso y que se va a hacer daño. A veces, ni la aviso, espero pacientemente a que se de el trompazo y que pueda aprender de sus propios errores y, otras veces, aún sabiendo que ella no aprenderá la dejo que se caiga para que sus hermanos vean las consecuencias y aprendan de los errores de los demás. ¿Eso es ser cruel? Bueno, a parecería que sí, puesto que he podido evitar el desastre, pero no lo he hecho. ¿Por qué? Porque como madre quiero que aprenda y a veces es la única manera de que lo haga.

Suena frívolo comparar esta situación con un tsunami, pero dejadme que me explique. Dios puede detener un tsunami, él tiene el poder de hacer eso y más, pero entonces ¿por qué no lo hace? ¿su decisión de no actividad es síntoma de que no exista? Creo que no.

Los humanos nos estamos cargando el planeta y creo que somos los responsables de que la tierra esté intentando quitarse esa infección que la asedia. Mas no afirmo que todo lo malo venga del hombre y todo lo bueno de Dios, sería injusto. Dios es capaz de todo, de lo bueno y de lo malo y muchas veces no entendemos el por qué actúa de una manera u otra, pero pensamos con la limitación del cerebro humano. Si a veces me cuesta entender a mi marido que lo tengo al lado ¿cómo voy a entender el pensamiento de Dios?

Sin embargo creo, que la tragedia ocurrida en Japón ha sido provocada por mí. Por gastar demasiada gasolina, por dejar demasiadas luces encendidas, por no hacer un reciclaje perfecto, por no asegurarme de que los productos que compro sean ecológicos... es demasiado fácil echarle la culpa a Dios en estas ocasiones, porque nos limpiamos nuestras aburguesadas manos de la sangre vertida en las tragedias medioambientales. Más injusto, dado su calibre, que cuando mi hija me culpa por no haberla cogido tras el centenar de veces de haberla advertido.

Si Dios existe... permíteme añadirle dos rallitas a la frase.  Sí, Dios existe.