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martes, 5 de abril de 2011

El arte y yo


Comencé en el mundo del arte desde bien pequeña. Mientras mi abuelo me enseñaba a pintar y a desarrollar mi imaginación con técnicas de dibujo, comencé a tocar el piano a una tierna edad. Era buena, cabe decirlo, no por lo que yo observaba, sino por los comentarios que me hacían mis profesores "tienes talento" "si le dedicaras más tiempo llegarías lejos", pero el piano no me llenaba, es verdad que me gustaba, pero era muy esclavo. ¿Cómo iba a sacar cuatro horas diarias de ensayo en mi ajetreada agenda? Solfeo, canto coral, coro de voces blancas, piano, música de cámara... y me agobié. Seguía pintando, recuerdo que de 3º a 5º de EGB, mi profesor me encargaba hacer dibujos para luego fotocopiarlos y que los pintaran el resto de la clase. El conservatorio se acabó a los 14-15 años, pero seguía tocando en grupos, ahora por hobby.
Escribía poemas libres en el instituto y me apunté a teatro. Era divertido, yo quería el papel protagonista, pero me dieron el de loca y lo bordaba, jajajajajjaj. Qué satisfacción fue cuando, en el escenario, la gente exclamó un "ooooooo" cuando llegó mi turno y ¡hasta me reconocieron por la calle! "¿Tú eres la que hizo de Carmen en la representación de teatro, verdad? oooooo sí, me gustaba el teatro. No seguí con ellos, porque no me caía muy bien el profesor de filosofía que siempre arremetía contra mí y mis creencias, así que denegué la oferta (y al profesor le hice un favor porque tampoco le caía bien). Con mis poemas, mis dibujos y mi piano llegué a los 18 años y no me dejaron estudiar Bellas artes porque "Hija, eso no te va a dar de comer y tienes que estudiar algo de más provecho" así que entrené para INEF y me lesioné las rodillas. Para no morirme de la pena bailé dos años hip-hop y hasta llegué a ser monitora de baile en un gimnasio por varios meses. Entré en un grupo de baile, que duró poco, y más tarde en un grupo de teatro. Actuar me gustaba, sí, era muy divertido, pero a veces los asuntos del corazón estropean cosas bonitas. El grupo de baile se disolvió y me volví a quedar con mis dibujos, mis poemas y mi piano.

El piano fue aparcado por razones personales y los poemas se quedaron en el tintero. Las muchas lágrimas los ahogaron. Mi madre se arrepintió de no haberme dejado estudiar Bellas artes "qué mal te hice, hija, con la mano que tú tienes" Por respeto me mordía la lengua, a veces el mal es irreparable y, cuando una tiene marido e hijo, primero debe mirar por darle al churumbel lo necesario y no mirar por propios asuntos.
Los hijos emborronaron los dibujos y me quedé sin la última brizna de aire creativo que me quedaba.

Sin piano, sin pintura, sin escritura, sin baile, sin teatro... ahogada. Me sentía ahogada en un mundo práctico e insulso. Los años pasaban y yo sobrevivía, pero gris, porque me faltaban los colores de mis pinturas, uniforme porque me faltaba la negrura de la tinta y el papel inmaculado, estática, incompleta.

Y llegó mi treinta cumpleaños. Mi hermana me regaló una libreta y un boli  con una dedicatoria "las personas creativas solo son felices creando" y reflexioné... Ya no podía bailar, ya no podía tocar el piano, ya no podía actuar, pero podía acabar de pintar aquellos cuadros que empecé y podía retomar la escritura.

Y comencé a crear de nuevo. Los colores invadieron mi vida y el contraste del blanco y negro de mi pantalla al verter mis sentimientos, me dieron una nueva luz y sentido a lo que yo era. Ahora soy madre y esposa, pero no debo olvidar lo que fui: pianista, bailarina, actriz, pintora y escritora. Todo amateur, pero lo fui. Soy una persona creativa y asumo que tengo una necesidad innata de dar vida a personajes, a paisajes... feliz creando, feliz siendo bohemia, feliz compaginándolo con mi responsabilidad de ser madre.

Y estoy segura de que todo lo que he vivido me llevará a algo más grande, algo con más significado que "yo, yo, yo" porque el arte, como la vida, solo tiene sentido cuando se comparte.

2 comentarios:

  1. Con este post, Dámaris, se entiende todo...También la manera de enfocar la educación. No te he visto nunca y , sin embargo, puedo ver a una niña escribiendo, tocando el piano, pintando... porque yo era así. Libretas llenas de poemas, canciones inventadas con melodías que sacaba de los acordes de la guitarra ... ¡Qué lástima que no hubieras podido estudiar Bellas Artes!

    Bueno...Ahora puedes resarcirte. Lo estás haciendo. Me alegro.

    Un beso, ESCRITORA

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  2. Todos somos un compendio de nuestro pasado :) Fue una lástima no haber podido estudiar bellas artes, como lo fue no poderme apuntar este año a un grado de literatura y lengua española. Pero los obstáculos te hacen más fuerte. Como dijo un amigo una vez "quien no cree en los milagros no es razonable, quien no provoca sus propios milagros no es responsable" A luchar y a soñar. Espero no cortarle las alas a mis hijos como espero enseñarles la prudencia y el sentido común. Un beso Sunsi.
    PD (sí, esa niña que te imaginas era yo =))

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