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martes, 19 de octubre de 2010

Como un árbol



Hoy mi hijo mayor me ha sorprendido con su sabiduría, bueno, más bien con sus conocimientos sobre el bosque. Se ha puesto a contar las anillas de una rama para averiguar los años que tenía. Me he quedado mirando fijamente a mi pequeño retoño de olivo orgullosa por su curiosidad y su aplicación a la vida real de lo que sabe.


Los niños son como un hermoso árbol. Tu marido planta la semilla... ejem... jejejej. Crece en el interior de la madre y al cabo de un tiempo un pequeño brote surge a la luz sorprendiendo pro su belleza y su fragilidad. Los árboles crecen, como los niños. A los árboles se les puede contar los años por el número de anillas que hay en su tronco. A los niños por el número de veces que le has tenido que sacar el dobladillo de los pantalones.



Los adultos no somos diferentes. Un día dejamos de crecer a lo alto, pero no a lo ancho. A nosotros se nos puede medir los años de casados por el cinturón... que también refleja el paso del tiempo.


fotografía de Antonio Mas Morales

Querría añadir ¡qué triste es la vida cuando una se engorda! pero en realidad la vida es así. Son cosas que pasan, será por la tranquilidad de haber encontrado al hombre de tu vida, será por la depresión por haberte casado con un zopenco de aúpa, será por los embarazos, será por la felicidad... en mi caso ha sido por lo tercero, pero la primero todavía me ve preciosa por lo entiendo que mi perfil griego lo llamen la curva de la felicidad.

¡Aupa la alegría! ¿Cuántas anillas tienes en tu cinturón?

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