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miércoles, 8 de septiembre de 2010

El pescador

Soy consciente del daño que hacen los libros y las películas románticas a la mente femenina, pero ¿a qué mujer no le gusta deleitarse con los "peazo tíos" que salen en ellas?

Sin embargo, hay que saber diferenciar entre ficción y realidad. No existe el hombre perfecto, como tampoco existe la mujer perfecta. Y muchas veces esa "perfección" que buscamos la tenemos delante de nosotros y ni siquiera nos damos cuenta.

Hace años me contaron una historia, aunque con otra moraleja. Dejadme que os la cuente.

Un día, un hombre de negocios fue a visitar una isla paradisíaca y en ella conoció a un humilde pescador. Cada día se levantaba tarde, iba al puerto y se pasaba el día remendando sus redes artesanales y acicalando el destartalado bote que utilizaba para ir a pescar. Cuando al hombre le apetecía salía a la mar a pescar un puñado de peces para comérselos con su mujer. Siempre volvía con pesca. El hombre de negocios, con su mentalidad de la ganancia, un día le preguntó: "Buen hombre ¿ a usted no le gustaría pescar más horas para obtener más pesca y con los beneficios comprar aparejos más modernos para conseguir más pesca? de esa manera podría obtener más beneficio y comprarse un buen barco. Con los años podría ser usted rico y tendría la mayor flota de pesca de la región". A lo que el pescador le contestó. "¿Para qué?" El hombre de negocios no se esperaba la pregunta del humilde hombre, pero él tenía la respuesta indicada. "Un día, cuando usted sea viejo podrá jubilarse y retirarse a un isla paradisíaca con su bote y pescar lo que quiera y cuando quiera a su propio ritmo" El pescador se quedó mirando al hombre de negocios con una amplia sonrisa y se llevó sus pescaditos del día para cocinarlos junto a su mujer.

Muchas veces nos esforzamos por conseguir cosas que ya tenemos. Pensamos "este chico es genial, pero no es perfecto" entonces nos acicalamos, adelgazamos con régimenes imposibles para estar más divina. Algunas se hacen retoques de estética para estar igual que la modelo de bikinis de la tele... solo para conseguir a un tío igual de divino. Nos esforzamos demasiado para coseguir una meta: ser amadas. ¿En serio merece la pena tanto esfuerzo? ¿Qué diferencia hay entre el chico bueno y el tío bueno de las películas? En el caso más optimista lograríamos lo mismo que con el hombre bueno: ser amadas, solo que con un mejor chasis. Tal vez a algunas y a algunos nos deberían tapar los ojos, ya que ese es nuestro problema, juzgamos por la vista. Muchas veces tenemos delante lo que siempre habíamos soñado, solo que el bote está destartalado, las redes son rudimentarias y dan el alimento justo para el día. ¿Qué es lo que realmente buscamos? ¿Amor o presumir? Si es lo primero no te esfuerces demasiado por obtener una imagen que este mundo materialista y superficial nos intenta inculcar. Tal vez lo que busques ya lo tengas, solo que no luzca como en las pantallas de cine.

¡AUPA LOS HOMBRES BUENOS!

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