If you want to translate the blog just select your language

martes, 21 de septiembre de 2010

Una gran montaña

Hoy comienza una gran montaña: los niños, el cole, la casa, el libro... no incluyo al marido porque es el único que me proporciona unas aliviantes cuesta abajo.
El fin de semana tuve a mis mejores amigos en casa, que aunque ahora vivimos muy lejos y casi no podemos vernos no por eso nos queremos menos. Me preguntaron acerca de mi libro y sobre cómo lo iba a hacer para que me lo publicaran. Se me nublaron los ojos al pensar en acabar el libro, buscar agencias literarias o editoras, registrar el libro... todo se me hace demasiado cuesta arriba. Llevo un mes sin escribir porque la vuelta al cole de los niños, el dichoso examen que al fin aprobé y otras obligaciones me impedían hacerlo, además me había encontrado un vacío que me bloqueaba la historia. 

Cuando esto me ocurre recuerdo mis años en los que, por verano, hacíamos rutas (trekking). Mi padre era el que nos guiaba, siempre hacía el recorrido dos veces: una vez para saber exactamente dónde habían fuentes, lugares para acampar y calcular las horas de las jornadas de camino. Recuerdo que cuando estábamos extasiados preguntábamos ¿Cuánto falta?  A lo que él siempre respondía "Un cuarto de hora" ya podían quedar diez minutos o tres horas, que para él siempre quedaba un cuarto de hora. Llegué a no escuchar la respuesta a ésa pregunta, me limitaba a dar un paso y después de ése otro, sin pensar en el dolor de las ampollas que me produciría la siguiente hora o el siguiente paso. Me bastaba con concentrarme en superar el dolor del que estaba dando y olvidarlo para afrontar el dolor del próximo. Así paso a paso siempre llegaba a mi destino con mi mochila puesta, mi comida y agua cargada y mi porción de tienda.

La vida a veces cuesta demasiado como para concentrarse en un punto lejano. Yo, al menos, tengo la fuerza justa para pasar el día. De momento me concentro en llevar a los niños al cole, tenerlos felices y sanos, limpiar la casa, cuidar de mi marido y dejar que me cuide e ir escribiendo cada día páginas del libro. Tal vez algún día acabe este capítulo, no me daré ni cuenta cuando ya haya acabado el libro. Después de eso... ya veremos. Lucharé cada batalla paso a paso, sin agobiarme, sin pensar en el estrés que me proporcionará el paso que deba dar mañana. Suficiente tenemos con los problemas de hoy como para tenernos que preocupar por el de mañana. Ya lo dijo Jesús:

"No os preocupéis por el día de mañana, porque mañana ya habrá tiempo de preocuparse. Basta  cada día sus propios problemas." Mateo 6:34

4 comentarios:

Entradas populares