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jueves, 2 de septiembre de 2010

Aceptar las limitaciones

Hoy ha sido un día de esos. Sí, exacto, uno de esos en los que los niños están torcidos y se te tuerce el día. No te da tiempo de hacer ni la mitad de cosas que tenías planeadas porque te pasas las horas corriendo detrás de ellos para restaurar los destrozos provocados por un vendaval llamado "niños ociosos".
La casa patas arriba, los platos por fregar, la lavadora por tender, los apuntes del curso sin abrir y solo una página de la novela escrita. Incluso nos hemos vuelto sin comprar porque a los monos rubiales les ha dado por tirarse por los suelos y jugar a pillar en medio del centro comercial. 

Hoy me voy a la cama con una cierta frustración, porque me da la sensación que no he hecho nada. Que el día debería haber tenido más horas. Sin embargo, Dios es sabio y sabe cuántas horas aguanta el cuerpo humano. El mío está destrozado y mi mente necesita descansar. Son las doce y cuarto de la madrugada y todavía tengo a una princesita llorando porque ella también desea que el día sea más largo para poder jugar más horas. Estoy segura que si los minutos se extedieran más ellos los llenarían con su inagotable energía.
Por lo que doy gracias a Dios por obligar al sol ocultarse y dejar paso a la luna  y  su descanso.
Mi cabeza no da más de sí, me gustaría haber podido escribir más, pero a veces debo recordarme que no soy una super mujer con super poderes, que el día tiene unas horas limitadas y que suficiente hago con  los recursos que me han dado.

Exigirse demasiado tampoco es bueno. Debo recordar que ser mamá, esposa y soñadora es como una marathón: una carrera de largo alcance. No puedo pretender dejarme las entrañas en un solo día porque entonces no tendré nada que ofrecer mañana.
No, hoy no he podido dar más de sí y aunque me gustaría tener fuerzas inagotables no las tengo, pero ¿quién sí?

Podría irme a la cama con el pensamiento "me gustaría haber hecho más" sin embargo quiero pensar "a quien hace todo lo que puede no se le debe exigir más" por eso doy gracias por poder disfrutar de mi suave almohada y reponer fuerzas. Mañana tendré más horas, mañana será otro día. 
Hoy acepto mis limitaciones.

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